Chistes mexicanos pepito
Un dia, pepito tenia hambre y fue a la tienda a comprar chocolates. El compro bastantes chocolates y cuando iva saliendo de la tienda se cayo y boto todos los chocolates en el suelo. Los empezo a recoger pero una vieja le dijo: no, no pepito, no recojas eso del suelo. Los lameo el Diablo. El pobre Pepito camino a casa bien triste. Estando en casa se cae la abuela y la mama de Pepito le pide que le ayude a recojer a su abuela. Pero Pepito le responde: no, no la recojas, ya la lame el Diablo.
Un día, Pepito tenía hambre y fue a la tienda a comprar chocolates. Compró un montón de chocolates y cuando salía de la tienda, se cayó y se le cayeron todos al suelo. Empezó a recogerlos, pero una anciana le dijo no, no, Pepito, no los cojas, los ha lamido el diablo. El pobre Pepito volvió a casa triste. Al llegar a casa, su abuela se cayó y su madre le pidió que le ayudara a levantar a la abuela. Pero Pepito le contestó: no, no la levantes, que la ha lamido el diablo.
Cómo se dice bromas en Inglés
Un pequeño niño mexicano llamado Pepito está fuera una noche jugando al baloncesto. Son alrededor de las 3:00 de la mañana, pero a Pepito no le importa porque es un malote. Cuando de la nada un humo rojo brillante brota del suelo frente a Pepito y aparece Satanás. “¡Jajajaja, he venido a llevarme tu alma al infierno, mierdecilla!” dijo Satanás. “¡Tu maldito por toda la eternidad por lo malo que has sido!”. Pepito aún botando su pelota de baloncesto sonríe y lanza el balón. (tos) ” ¡No me has oído! He dicho que estás jodido chiquillo”. “Si si, lo que sea pendejo” Dice el pequeño malote Pepito. Satanás se pone el doble de rojo de la ira y antes de agarrar a Pepito para llevárselo al infierno Pepito dice. “Ok puto quieres mi alma, vamos a jugar un juego”. Satanás lo mira por un segundo y acepta. Pepito coge una lata y la agujerea con su picahielos porque eso es lo que usa Pepito para apuñalar a los putos. Sostiene la lata y dice… “Si puedes adivinar por qué agujero sale mi pedo puedes tener mi alma”. Satanás se ríe “Ustedes los niños mexicanos me hacen reír”. Entonces le dicen que se dé la vuelta. Pepito se baja los pantalones y se pone la lata en el culo y se tira el pedo más húmedo de la historia. Satanás se da la vuelta y mira la lata… “¡Salió por aquí!” dice señalando el agujero más grande de la lata. Pepito se ríe “¡No, estúpido! salió por el culo”. 1 commentsharesavehidereport59% UpvotedSort by: best
Chistes de pepito para ninos en línea
Los chistes españoles son un gran entretenimiento. Los niños ni siquiera se dan cuenta de que están aprendiendo. Y por ello son una gran herramienta para el aprendizaje del español ya que hacen el proceso del idioma mucho más ameno.
6. ¿Qué le dijo un pollito a otro pollito? ¡Ni pio! En español, ni pio es una expresión que se utiliza para decir “nada”. También pio es el sonido que hacen los pollos. – ¿Qué le dijo el pollito a otro pollito?- Ni pio / Nada
28. Si dos hombres tardan un día en cavar un agujero, ¿cuánto tarda un hombre en cavar medio agujero? Si dos hombres tardan un día en cavar un agujero, ¿cuánto tarda un hombre en cavar medio agujero? No se puede cavar medio agujero.
Bilingual Kidspot es un sitio web que ofrece consejos prácticos para los padres que quieren criar a sus hijos bilingües o multilingües; con inspiración, apoyo y estrategias basadas en la experiencia como padre, y como profesor de una lengua extranjera a los niños.
Comentarios
Me sentí avergonzado; se me anudó el estómago y el sudor me humedeció la frente. Mi espíritu navideño se arrugó como el de Scrooge. No miré a mi profesora ni a mis compañeros. Todavía no lo sabía, pero esos chicos eran unos abucheadores y unos matones que disfrutaban humillando a los alumnos que amaban la lectura. Mi ansiedad y mi dolor se disolvieron en náuseas. Sonó el timbre y los alumnos salieron corriendo como machos cabríos.
Sus ojos azules mostraban compasión por los alumnos inmigrantes estacionales. ¿Cómo podía saber que me esperaba una serie de puñetazos en un callejón polvoriento cerca de la calle Tampico? Las peleas se resolvieron antes de las vacaciones de Navidad, pero lo que más me horrorizó fue terminar la historia.
Un chico llamado Pepito me acompañó. Había oído hablar de él. Pero lo que había oído no era nada bueno. Era un bromista. Un travieso embaucador. Era un pachuco travieso conocido por sus chistes y bromas, pero los niños lo tenían como su héroe.
Aquella tarde me senté en la mesa de la cocina y encendí la lámpara de queroseno que mi abuela conservaba de nuestra época de emigrantes. Mi tembloroso lápiz amarillo me guiaba mientras el espíritu de Pepito movía mi mano. Escribí lo que se me ocurrió, con la voz chillona de Pepito diciendo: “Hazlo gracioso”.
